Todo el día tu y otra vez tu, una secuencia terrible, una imagen quema tal vez, emerge sin querer no preciso buscarlo, pensarlo, decirlo, desearlo, llamarlo. Acariciar tu pelo y besar tu nuca unirnos, sin más a diario, tal vez. Posado en alguna parte. Y así es como no es: recto, seguro, sensible, roto del todo? Ansío que no, que sólo un tomo, o dos, tentando a mi diligencia, mi implicación, hacia la más enajenada duda y fin donde el tiempo se rompe. Es portal de placer deseado lo que recorre la linea de alguien que se enciende sin aviso en su voz cercana: es armonía vitruvia de un voraz rostro, las imágenes que pueden no pasar jamás por apetecible y deseado. Yo lo dirigí hasta la torpeza más profunda y no lo arreglo si no que me arropan tantas cosas que no sé: vi deseo y luego viento por aquel susurro gritado mi espiral de dolor cruel y real. No vi sino el atisbo. De igual manera que no.