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Mostrando entradas de noviembre, 2023

Como vivir congelada

Sentirse sola, como vivir congelada en medio de la gente, era para Isabella un invierno perpetuo en el que las palabras de los demás eran ráfagas heladas y los rostros a su alrededor eran copos de nieve que se desvanecían antes de poder tocarse. Cada día, caminaba entre las multitudes como una sombra que se desliza por un paisaje nevado, donde la blancura de la indiferencia envolvía su mundo. Sus días eran un eterno amanecer gris, donde las risas ajenas resonaban como ecos distantes y las conversaciones se desvanecían en el viento helado de la soledad. Isabella se sumía en la paradoja de sentirse rodeada y, al mismo tiempo, aislada, como si el frío de su propia tristeza creara una barrera infranqueable. Las conversaciones eran como ventiscas que pasaban por su lado, llevándose consigo cualquier intento de conexión. Aunque compartía el mismo espacio con aquellos que se llamaban amigos, la brecha entre ellos se ensanchaba como un abismo glacial. Los abrazos eran como caricias de hielo, y...

Relato del gato tardío

Y a veces aquel gato volvía de entre las sombras, se postraba en el muro y me miraba desde lo alto. Sus gestos eran pausados y una mirada penetrante que sólo pestañeaba en días de lluvia. No desaparecía en las noches más frías, ni en el níveo hielo. Incansable felino de ojos cálidos y mirada fría. Inmóvil; acechado por el interés del más mínimo movimiento, respiraba con el movimiento más lento, sutil y relajante que hubiera visto. Siempre me cansaba antes que él y cuando volvía ya no estaba. Hasta el día siguiente.  En las noches más enigmáticas, cuando la oscuridad se adueñaba de las calles y la luna tejía su manto plateado sobre los tejados, aquel gato regresaba. Aparecía silenciosamente, como una sombra que emergía de entre las grietas del universo, y se posaba en el muro con la solemnidad de un guardián de secretos. Sus ojos, dos faros encendidos en la penumbra, se encontraban con los míos en un intercambio silente de complicidad. Cada vez que lo miraba, sentía que sus...

Sueño recurrente

En las profundidades de la noche, Ana se sumergía en un sueño recurrente que la arrastraba a un rincón de su mente que desafiaba la lógica y abrazaba la oscuridad con la misma intensidad con la que buscaba la luz. Este sueño, como una danza entre luces y sombras, la sumía en un laberinto onírico donde los límites se disolvían y las emociones fluían como ríos de éter oscuro. Cada noche, Ana se encontraba de pie al borde de un abismo, mirando hacia la oscuridad que se extendía ante ella. Luces parpadeantes emergían desde las profundidades, como estrellas titilantes en la vastedad de lo desconocido. En su sueño, Ana sabía que esas luces eran las representaciones de sus miedos, anhelos y secretos más oscuros, y debía enfrentarlos para descubrir la verdad que yacía en el abismo de su alma. A medida que caminaba por el borde, las luces y sombras se entrelazaban en una danza hipnótica. La penumbra parecía acariciar su piel con susurros fríos, mientras las luces destellaban con promesas y reve...

El mundo de las hadas

Hace tiempo, mucho tiempo, en el cuarto reino de las hadas donde habita toda clase de ser extraño, de los cuales no abras escuchado hablar, ni podrías imaginar. Hace siglos, en el golfo de los antílopes donde ocurrió un romance entre un hada del viento y entre una hada del cielo, entre Darku y Atlanta, se interponían dos reinos que aunque pueden parecer parecidos son muy diferentes, pero el amor entre ellos es mucho más fuerte que cualquier barrera, cualquier persona o cualquier mundo. Todo empezó en el entérico mundo de las hadas. Un día oscuro y frió en el cual se podía contemplar el cielo de un color azul pálido y con las manos podíamos acariciar el viento que con sus frías brisas no dejaban de tambalear los árboles que cautivadoramente se escondían entre sus mismas ramas, los pegasos volaban despavoridos por el viento, y los unicornios corrían apresuradamente por la lluvia. Os hablo de la cuarta dimensión en la cual no se distingue lo real de lo irreal, lo grande de lo pequ...

Non est reversus

En la oscura quietud de la noche, donde las sombras danzan en un vals siniestro, se despliega la narrativa de un alma que vagaba entre el éter y la desesperación. La historia se tejía en el hilo del misterio, en un lugar donde los susurros de lo desconocido resonaban con la inquietante melodía de lo etéreo. "Non est reversus", susurra el viento entre los árboles centenarios, una sentencia que flota en el aire como un eco del más allá. Era la historia de un alma que había cruzado el umbral de lo tangible y había dejado atrás la luz de este mundo para adentrarse en la penumbra de lo desconocido. En la pequeña aldea de Eldoria, se contaban historias de la mansión en la colina, donde los susurros del viento adquirían forma y se convertían en sombras que caminaban entre las paredes de piedra. La mansión, conocida como "Umbravilla", llevaba siglos siendo testigo de secretos oscuros y despedidas que resonaban en la eternidad. La leyenda narraba que un hombre, Thaddeus Blac...

Cómo cocinar a la muerte y no morir en el intento

Es un plato que puede ser servido de muchas formas. Caliente, frío. Al principio, al final. Por sorpresa, premeditado. Puede ser plato único, pero no tiene por qué. Sea cómo sea el cocinero y el comensal, suelen ser dispares cuanto al momento y las formas. Mis pensamientos, ahora, son el oscuro reflejo de un alma atrapada entre las sombras de esta mesa de banquetes, donde el destino se sirve como un festín macabro. Me encuentro en la encrucijada de ser un comensal sin elección, un espectador silente en la tragedia culinaria de otro. ¿Cómo llegué a ser este observador impotente, destinado a presenciar el dolor ajeno sin poder aliviarlo? Mis manos, ahora inertes, solían tener el control del cuchillo y el tenedor de mi propio destino. Pero aquí estoy, atrapado en la espera de una inminente degustación de amargura. El plato, creado por las manos invisibles del destino, parece contener ingredientes de sufrimiento y desesperación. Cada bocado, un recordatorio de la fragilidad de las eleccion...