Caminos de sombra
El sonido del teclado resonaba en la habitación, un eco sordo que parecía intensificarse con cada pulsación. Se sentaba frente a la pantalla, las palabras flotando ante ella como sombras indescifrables. Era un día cualquiera, pero para ella era un laberinto interminable, un túnel oscuro del que no podía escapar. La luz de la computadora iluminaba su rostro, revelando una expresión de frustración y desasosiego. Se obligaba a trabajar, a seguir adelante, pero la presión del tiempo y las expectativas se convertían en un peso abrumador. No podía parar, no podía permitirse un respiro. La idea de abandonar todo, de rendirse, era un lujo que no podía darse. Su corazón latía desbocado, un tambor en su pecho que resonaba con el ritmo frenético de sus pensamientos. Cada latido era un recordatorio de que estaba atrapada, que su cuerpo se había convertido en una prisión de ansiedad. En el fondo de su mente, sentía las lágrimas asomarse, pero las reprimía con la misma fuerza con la que empujaba las...