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Intento tocarte las manos, pero no soy capaz. Será que girará.. será mañana. Será que el tiempo se escapa, o que a veces se para. Y que dentro de todo ello, serás capaz tu. Cuando te lleve, nos lleve.. o vengas, cuando todo gire. Eso que nos vuelve a hacer reír. También somos ilusos, atemporales.. si nunca chillas, si no quemas nada.. Que abrace el mismo que vuelva a reír.

Sabor amargo

Aquel café, tenía que ser dulce.. tenía que ser agradable y cómo mínimo recordarse como algo deseado y cumplido. Pero aquella noticia, provocó que disipara todo el azúcar del café. Fue un cúmulo de sentimientos, de nudo en el estomago.. que terminó en ojos llorosos y una amarga tristeza. Muchas veces se había planteado decirle algo, disculparse.. algo! Pero no lo hizo.. pensó en más adelante.. también barajó la posibilidad de qué pasaría sí lo dejaba correr. Sí el sentía lo mismo o no. ¿Daba igual ya todo eso? ¿Volverían a tener una oportunidad? Todas y muchas más dudas, hacían muy pesada la noticia, muy triste. No sirven el, ya volverá, ni el tiempo al tiempo.. ni nada. Vale, el ten cojones y díselo, dile algo que no va a servir de nada, o de poco, pero dilo. Haz ahora la único que puedes hacer! Ahora todo es derrota, es pérdida, es de menos, es de ti.

Vuelo de paz y prisa

La mano danzaba, brillaba, resurgía atravesándolo todo.  Tenía que volver, que llegar.. ¿tenía? pero al volar no sentía nada de libertad.. ni diversión, ni tranquilidad. Sentía paz y prisa.. y seguridad y silencio.. y el resurgir del principio de la guerra más primitiva.. de la paz y de la prisa. Vio que no sentía nada. Ni calor, ni alegría, ni miedo.. la noción del tiempo quedaría atrás. No era seguridad de nada, no era esperar nada.. simplemente una fuerza que conducía a hacer.. a volar, a atravesar más bien.  Ni aire, ni sosiego. Sólo rapidez, claridad de nada visto, de nada al acto.  Pero esa paz lo convertía en necesario. Sin saber sí la lucha, la danza entre aquellas nubes a la rapidez de los movimientos llegaría a un final.. o a un principio. Dada una u otra.. la mano lo había escrito.. dentro de eso que atravesaba.. dentro de ella misma, de sus ojos, su tiempo que aún no es suyo, su recuerdo futuro, su dogma, su ella y sus dudas. Escoltada solo tan a so...

Metas

Y desde entonces cambiaron las expectativas de aquellos chicos. La brisa de la mañana silbaría con un orvallo de una humedad implacable, el estrellado nocturno entonaría una danza junto a la melancolía. Y sin preámbulos, ni ideas nuevas vivirán a partir de ahora. Habían conseguido el relevo en una meta de la que no habían hablado, cuna que ya ni esperaban, después de varios años.. después de malentendidos, fallos y silencios. Conseguir, después de todo, algo.. les hacía recobrar silbidos que no sabían procesar, sólo aclaraba una cosa; se sentían felices dentro de una sensación bucólica. Plenos a la par que temerosos de perder y estropear la carrera. De no dar la siguiente vuelta, ni de querer demasiado una meta que tal vez nunca llegase o se malograse. Sin saber sí el silencio sería amigo o enemigo en su larga carrera.. si lo culparían al dudar en continuar, en mirarse.. Sí el silencio les obligase a saltar obstáculos en esa pista.. ¿La terminarían? ¿Se cansarían? Pos...

ODA A LA ODA A LA TRISTEZA

Tras la ventana la lluvia cae, y se sumerge tras los balcones. Inunda la caída de un niño, limpia su sollozo, mece su rodilla. La luz, la penumbra.. la disonancia del tiempo dan paso a los truenos; que en oda a la tristeza presenta rayos y truenos. Cabezas que enfocan al suelo se cubren con chubasqueros y paraguas. Sin saber, que así danzan a la desesperanza, a la melancolía y esa oda a la tristeza alimenta sus versos. La oda a la tristeza no debería llevar lluvia, ni soledad ni desesperanza ni caídas de niños, ni miradas bajas. La oda a la tristeza tiene que llevar silencio. Para que calle, para que nadie sepa nombrarla, ni pertenecer a ella. Sin sinfonías rotas, ni soles, ni sombras. Hay fríos que no se aciertan a cubrir, por muy pesados que sean los sayos. Ni silencios que inunden gritos, risas, caricias.. pertenecen a espacios rotos, que caen y no vuelven.
Bajo el tipo impositivo del valor,  del deber.. Se acuñó el miedo. Sin respuestas serias,  la subjetividad,  los comentarios vagos o desafortunados hicieron de ellos los firmantes más rápidos en malentendidos. Cada vez más complicados de ignorar,  la posibilidad de la broma,  la fraternidad desenfadada lleva a recobrar aquello que no tuvieron,  que nunca se dijeron y que pasados los años.. Siguen evitando sin querer evitarlo. Pero sin imaginar que pasará si ocurre. Sigue el miedo,  la pereza,  el azar y los pensamientos erróneos.

El salto

Lleva ya semanas que en su cabeza sólo suena una canción.. pero es ahora que,  desde esa noche que la letra la escucha diferente.. Son las seis de la mañana, espera ese tren que no termina de llegar. Después de la entonación de la misma nueva canción decide que ella seguirá sin cambiar. Pero que esta vez decidirá diferente. Decide no esperar, decide averiguar y se lanza al andén. Desde la andana, el silencio converge con cuatro miradas que muestran poco interés, que no sabrán que le pasaba, por qué lo hizo, ni que fue de aquella chica.  Para ellos no hay canción, ni parecida, ni repetida ni nada; el silencio. Esa canción no se si hablaba de algo importante, si realmente se repetía. Si pensaba eso, si hubo esa chica ni si realmente nadie supo nada.

Hermitaña a los treinta. Capítulo 1: Viaje

Nunca se se le pasó por la cabeza escribirle una carta, desde su casa, a partir de ahora, vería pasar los inviernos. En soledad, aislada de aquellas personas que apreciaba y habían formado su pasado, personas que seguirán en su día a día, y que recordará con agrado, dudas y melancolía durante el resto de su vida. Siempre recordará el dilema que tenía con aquellos tres chicos, con los que nunca terminó de aclararse, hablar claro o expresar sus sentimientos reales. Por ello nunca sabrá qué pensaban, qué querían, ni pudo decidirse, ni pudo interpretarlos con claridad. ¿Quién le iba a decir años atrás que ella podría estar así? Su yo anterior, no se lo creería!  Recuerda su primer amor, con indiferencia total. Aún tardío.. pasó largos años amargos. Tal vez por ello, ella ahora sea así, se lo plantea con vagueza e indiferencia también. Francamente.. no le importa, no se lo cuestiona. Mientras termina de hacer las maletas.. hace limpieza de muchos recuerdos de aquella re...

Veloz

Aire limpio, viento y fresco, será mejor no tener nada, sin posesiones, caminando. Con sus canas, con sus chanclas, con canciones gastadas,  de bailes, de pellizcos y saltos. Libre y superhéroe, candente y níveo, Sintiendo el superpoder de un semidiós, ligero, veloz, sin tiempo.. se esfumó.

¿No?

Irse o dejar que se fuera,  dejando amargo, almíbar y trasiego, notó que ningún brazo la agarraba,  no incongruencias, brazos atados o lunas quietas. Al girarse, sin atreverse a confesar, adelantar, notariar. Notó su propia triste mueca vacía de aspecto, con significado de vencida, de aceptada, del perder..  Mueca enfrascada, del llevar y no traer, olvidar, caer, romper, perder, rabia! Y así su oratoria mental, minutera, tibia, fugaz.. dejó de existir, de permanecer, de otorgarle objeto. Perdida! Error el no girarse, no inmolarse, no nada. ¡no nada! Ya caminaba a media calle abajo ¿era tarde? ¡No! ¡Sabía que no! No, como el qué no hizo, no, como el tal no improbable que oiría al hacerlo.. ¿Entonces? No hay explicación.. de nuevo la mueca.  Lo mantiene en su culpa, en su margen, margen del olvido que sólo guarda, alberga, litigia. Existe freno para eso? Volver.. cuándo es tarde? Error el no girarse, no inmolarse...

Tres Diálogos rotos I

Nos tocaría volver a olvidar? A rechazar,  a fingir interés.. Y sí al vernos nos lo contamos,  nos explicamos.  Y sí usamos el tiempo en confesarnos.. Miedo a ideas,  conjeturas y rechazos.  Miedos a ti y al nada.  Miedos a la esperanza,  al yo. Tiempo en blanco junto a ti, Tiempos de dudas y esperanzas, De nada,  de mí. ¿De ti? Y de nuevo vuelve el No, Desasosiegos de incertidumbres.  Retrocesos.. ¿De mi? Provocar diarias dudas..  Sospecha de soledad o letargo,  De calendulas y falsas azañas que ni se logran ni cantan anchas. Hojas de un libro,  de mi sobre ti. Caen y se amontonan, Caen y agachan las fuerzas,  Caen y rubrican miradas caídas,  Pensamientos rápidos pero muertos. Iris de ojos marchitos que ni instruyen ni hablan,  ni nada. Odas a diálogo que no evocan,  No brotan, esterilizan miradas Pero abultan mi mente.  ¿la tuya? ...