Metas

Y desde entonces cambiaron las expectativas de aquellos chicos.

La brisa de la mañana silbaría con un orvallo de una humedad implacable, el estrellado nocturno entonaría una danza junto a la melancolía. Y sin preámbulos, ni ideas nuevas vivirán a partir de ahora.

Habían conseguido el relevo en una meta de la que no habían hablado, cuna que ya ni esperaban, después de varios años.. después de malentendidos, fallos y silencios. Conseguir, después de todo, algo.. les hacía recobrar silbidos que no sabían procesar, sólo aclaraba una cosa; se sentían felices dentro de una sensación bucólica. Plenos a la par que temerosos de perder y estropear la carrera. De no dar la siguiente vuelta, ni de querer demasiado una meta que tal vez nunca llegase o se malograse.

Sin saber sí el silencio sería amigo o enemigo en su larga carrera.. si lo culparían al dudar en continuar, en mirarse.. Sí el silencio les obligase a saltar obstáculos en esa pista.. ¿La terminarían? ¿Se cansarían?

Posiblemente, la seguridad bajo este peto pueda ser un error frecuente, duro e impasible. Sí el miedo recorre sus sistemas nerviosos.. si nubla la distancia de la meta, el agotamiento pesará demasiado. Y las distracciones de terminar el camino se adueñará de alguno. Sí eso ocurre la carrera será inútil.. puede que pospuesta, puede que perdida.

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