Conocimiento

A veces es sorprendente como anulamos nuestra capacidad para decidir las cosas.. o como mínimo el derecho a intentarlas.

Ese momento en el qué nos gusta alguien. Y no es que seamos simpáticos o mostramos mucho interés por esa persona.. si no que hacemos todo lo contrario.

Miedo al rechazo? A no tener las cosas claras? Esperar a que la otra persona adivine que tu antipatía y no mantener una conversación real con ella son producto de un interés.. es prácticamente nulo.. por no decir, imposible.

Y lo peor del todo es que eso lo sabemos. Lo sabemos muy bien.. pero aún así, lo más crispante y gracioso.. es que en el fondo un atisbo de nosotros, desea que sea así. 
Que sí, que nuestros giros de cara y cero miradas sean para esa persona como la mirada más ardiente.
Que esas dos palabras irrespetuosas sean en realidad la conversación más interesante de la noche.

Pero la realidad termina siendo.. la peor de las incógnitas. Y esa es la incertidumbre nos devora día a día.. esperando a que ese atisbo onírico ocurra. Posiblemente transformar esas ganas en palabras, sería lo único que nos ayudase. 

Porque las incógnitas en otras personas pueden llegar a ser eternas.

Nos formulamos la pregunta "Qué pasaría sí ocurriese?" Pero no caemos en preguntarnos "Qué ocurriría si jamás sé nada?"

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