Nueva pero vieja

Tal vez mi alma poética, errante, solitaria, nueva pero vieja sepa dónde vamos. Sí las decisiones que tomamos, las palabras que callamos y las puertas por las que no entramos deben seguir así.

Esperanza ante la melancolía el briznor y tezno de pensarlo. De que él sabio viejo que lleva una parte sea real, y sea más arcano que humano. Bondadoso, respetuoso pero justo, más experto que el diablo y más rápido que el viento.

No me gusta pensar que es la parte nueva la que lleva el timón. Que actúa sin hablar con la vida. Que no me lleva la paciencia, la quietud y él todo llegará en su momento correcto. Si no que me mueve el miedo. La inexperiencia junto al miedo es la muerte en vida. De ser así, esa melancolía es la desesperanza y el suspiro agónico de mi parte vieja.

Debería poder saber sí es el miedo, si debo romperlo, debo rectificar o continuar.

A veces es fuerza el lanzarse, otras error. Una lucha de lobos. Alimentar a ambos puede hacerte danzar siempre sin aterrizar, sin llegar a alcanzar nada de lo que ves. Da paso a la incertidumbre, cuando uno de los lobos duerme, el otro aprovecha para respirar. Y en noches de luna llena aúllan los dos.

Sí existe un premio a la calma debería tenerlo. Pero los premios a ello deben llegar muy tarde. Y a veces, su precio es muy alto.

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