Al lugar
Allí la soledad no pesaba, era horizonte. Se había convertido en mi momento favorito del día. Silencio fuera de edificios, solo sus luces encarceladas por los árboles y el respirar de los coches tapiado por las hojas movidas por el viento. La oscuridad, la quietud del momento abrazado por las nubes grises y ese cielo oscuro estrellado te llevaba a aquel otro lugar.